Cortamos rebanadas de pan de 35 mm. e incrustamos cuartos de nuez en la
miga del pan (6 ó 7 por rebanada).
Calentamos 125 gr. de miel con 200 ml. de agua y hacemos un almíbar, remojamos
las rebanadas por un lado y las colocamos del lado seco sobre una lata perforada una encima de otro,
tapándolas con un paño hasta el día siguiente. Se bañan con huevo y se fríen en
aceite muy caliente, una vez dorada se dejan enfriar y ya están listas.
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